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Jesús en Nazaret








 


LEER:Marcos 6:1-6, Lucas 4: 16-30


 
Objetivo: Dios nos ama tanto que nos mandó a su Hijo Jesús para darnos salvación.

Versículo: que él (Dios) había prometido antes por sus profetas en las santas escrituras, acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Rom. 1:2-3

Introducción:

Sabían que toda la Biblia habla de Jesús? Desde Génesis, que es el primer libro, hasta Apócalipsis; el último libro de la Biblia, habla sobre Jesús. Dios había dado su Palabra al pueblo de Israel por medio de sus profetas, uno de ellos se llamaba Isaías. A este, Dios le había dicho muchas cosas sobre Jesús, muchísimo antes que Él naciera y que también sería el salvador de su pueblo y del mundo.

Historia:

Jesús volvió a Nazaret, el pueblo donde había crecido y cuando llegó el sábado, Él empezó a enseñar en la sinagoga, le dieron el libro del profeta Isaías,  lo abrió y leyó:

 «El Espíritu de Dios está sobre mí, porque me eligió y me envió para dar buenas noticias a los pobres, para anunciar libertad a los prisioneros, para devolverles la vista a los ciegos, para rescatar a los que son maltratados y para anunciar a todos que: “¡Este es el tiempo que Dios eligió para darnos salvación!”» (Isaías 61:1-2)

 

Desarrollo:

Jesús cerró el libro, lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga se quedaron mirándolo. Entonces Jesús les dijo:

 «Hoy se ha cumplido ante ustedes esto que he leído.»

Todos hablaban bien de Jesús, pues se admiraban de lo agradables que eran sus enseñanzas. La gente preguntaba: —¿No es este el hijo de José? , ¿Dónde aprendió este tantas cosas? ¿De dónde ha sacado tantos conocimientos? ¿De dónde saca el poder para hacer los milagros que hace?, ¿Acaso no es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no es verdad que sus hermanas viven en este mismo pueblo? Y se quedaron confundidos y contrariados. Por eso, Jesús les dijo: —Al profeta se le reconoce y se le acepta en todas partes, menos en su propio pueblo, en su propia familia y en su propia casa. Entonces sacaron de allí a Jesús, y lo llevaron a lo alto de la colina donde estaba el pueblo, pues querían arrojarlo por el precipicio pero Jesús pasó en medio de ellos.

 Él puso sus manos sobre los enfermos y sanó a algunos de ellos; pero no pudo hacer ningún otro milagro por la incredulidad de ellos.  Jesús iba por todos los pueblos cercanos enseñando las buenas noticias.

 

Aplicación:

Muchos esperaron la venida de el salvador del mundo y muchos no lo llegaron a ver. Nosotros tampoco lo vimos pero ahora tenemos en nuestras manos las enseñanzas y el amor del Padre por medio de Él. Demos gracias porque por medio de Jesús nuestros pecados son perdonados
 
 

 

Jesús principia su Ministerio




LEER:

Mateo 4:12-25, Marcos 1: 14-20, Lucas 4:14-15; 5:1-11; 6:17-19




Tema: Jesús principia su ministerio

Objetivo: Ser pescadores de hombres para el reino de Dios.

Versículo: Y les dijo: Venid en pos de mí, y os hare pescadores de hombres. Mateo 4:19


Introducción:

¿El Reino de Dios es para todos? Dios desea que su reino sea para todos, pero solo podrán vivir en él aquellos que escuchen y acepten la palabra de Dios, ¿y si no les hablamos a los demás de la palabra de Dios entonces como se enteraran de lo que Dios les quiere dar? Debemos de ser pescadores de hombres para que más y más personas puedan tener una vida con Dios, debemos enseñarles lo que hemos aprendido y sobre todo debemos de ser buen testimonio, es decir, que los demás vean que nosotros amamos y obedecemos lo que Dios dice.

Historia:

Jesús sabía esto y el enseñaba en todo momento la palabra de Dios. Cuando Jesús oyó que Juan el Bautista estaba en la cárcel, se marchó a la región de Galilea, pero no volvió a su casa en Nazaret, sino que se fue a vivir a Cafarnaúm; este pueblo se encuentra a orillas del Lago de Galilea. Iba de lugar en lugar enseñando en las sinagogas, y toda la gente hablaba bien de él. Y así Jesús pronto llegó a ser muy conocido en toda la región.  Anunciaba las buenas noticias acerca de Dios:

 «¡Ya está cerca el día en que Dios comenzará a reinar! Vuélvanse a Dios y crean en la buena noticia.»

 
Desarrollo:

Jesús pasaba por la orilla del Lago de Galilea y la gente se amontonó alrededor de él para escuchar el mensaje de Dios.  Jesús vio dos barcas en la playa que estaban vacías porque los pescadores estaban lavando sus redes, una de esas barcas era de Simón Pedro.
 Jesús subió a ella y le pidió a Pedro que la alejara un poco de la orilla. Luego se sentó en la barca, y desde allí comenzó a enseñar a la gente. Cuando Jesús terminó de enseñarles, le dijo a Pedro: —Lleva la barca a la parte honda del lago, y lanza las redes para pescar,  Pedro respondió: —Maestro, toda la noche estuvimos trabajando muy duro y no pescamos nada. Pero, si tú lo mandas, voy a echar las redes; hicieron lo que Jesús les dijo, y fueron tantos los pescados que recogieron, que las redes estaban a punto de romperse, entonces hicieron señas a los compañeros de la otra barca, para que fueran enseguida a ayudarlos. Eran tantos los pescados que, entre todos, llenaron las dos barcas, y las barcas estaban a punto de hundirse.
Al ver esto, Pedro se arrodilló delante de Jesús y le dijo: —¡Señor, apártate de mí, porque soy un pecador! .Santiago y Juan que eran hijos de Zebedeo, Pedro y todos los demás, estaban muy asombrados por la pesca tan abundante. Pero Jesús le dijo a Pedro: —No tengas miedo. De hoy en adelante, en lugar de pescar peces, voy a enseñarte a ganar seguidores para mí. Los pescadores llevaron las barcas a la orilla, dejaron todo lo que llevaban, se fueron con Jesús.

 Jesús recorría toda la región de Galilea. Enseñaba en las sinagogas, anunciaba las buenas noticias del reino de Dios y sanaba a todos los que estaban enfermos. Todos querían tocar a Jesús, porque sabían que el poder que salía de él los sanaría. Muchísima gente de las regiones de Galilea, Judea y Decápolis seguía a Jesús. También venía gente de la ciudad de Jerusalén y de los pueblos que están al otro lado del río Jordán.


Aplicación:

Mucha gente oirá acerca de Jesús, y unos le escucharan o otros no van a querer creer, pero aun así debemos decirles a todos que nuestro Dios es santo, y si no queremos obedecerle ya seamos chicos o adultos, entonces no podremos ver a Dios. Debemos ser santos, porque nuestro Dios es santo.


 


                                                     Manualidad, pescadores de hombres
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