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El llamamiento de Isaías






Leer Isaías 6:1-13 






Objetivo: Estar siempre dispuestos para servir y obedecer a Dios.

Versículo: Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. Isaías 6:8
Introducción:
¿A quien le gustan las malas noticias?, ¿y que es mejor, recibirlas o darlas?. Y si Dios te pidiera que dieras una mala noticia que sabes que a nadie le gustara, y hasta pudieran tacharte de mentiroso ¿lo harías?.
Hoy vamos a hablar sobre el llamado del profeta Isaías. Dios uso al profeta para denunciar la conducta pecadora de los Israelitas. Dios planeaba hacer juicio por su infidelidad y les dijo lo que planeaba hacer, con el fin de exhortarlos hacia el arrepentimiento y la renovación .

Historia:
La palabra profeta viene del hebreo “nâbî”, que significa "llamado [por Dios]" o "quien tiene una vocación [de Dios]"; lo designaban como vocero de Dios porque eran las personas que primero recibía instrucciones de Dios y luego las transmitía a la gente.


Desarrollo:

Dios se revelo a Isaìas en una vision:
Isaías 6:1 (BLA) Yo, Isaías, vi. a Dios sentado en un trono muy alto, y el templo quedó cubierto bajo su capa. Esto me sucedió en el año en que murió el rey Ozías. Vi además a unos serafines que volaban por encima de Dios. Cada uno tenía seis alas: con dos alas volaban, con otras dos se cubrían la cara, y con las otras dos se cubrían de la cintura para abajo. Con fuerte voz se decían el uno al otro:
«Santo, santo, santo
es el Dios único de Israel,
el Dios del universo;
¡toda la tierra está llena de su poder!»

Mientras ellos alababan a Dios, temblaban las puertas del templo, y éste se llenó de humo. Entonces exclamé:
«¡Ahora sí voy a morir!
Porque yo, que soy un hombre pecador
y vivo en medio de un pueblo pecador,
he visto al rey del universo,
al Dios todopoderoso».

En ese momento, uno de los serafines voló hacia mí. Traía en su mano unas tenazas, y en ellas llevaba una brasa que había tomado del fuego del altar. Con esa brasa me tocó los labios, y me dijo:
«Esta brasa ha tocado tus labios.
Con ella, Dios ha quitado tu maldad
y ha perdonado tus pecados».
Enseguida oí la voz de Dios que decía:
«¿A quién voy a enviar?
¿Quién será mi mensajero?»
Yo respondí:
«Envíame a mí, yo seré tu mensajero».
Entonces Dios me dijo:
«Ve y dile a este pueblo:
“Por más que oigan, no van a entender;
por más que miren, no van comprender”.
10 
»Confunde la mente de este pueblo;
que no pueda ver ni oír
ni tampoco entender.
Así no podrá arrepentirse,
y yo no lo perdonaré».
11 Entonces le pregunté:
«Dios mío, ¿por cuánto tiempo tendré que predicar?»
Dios me respondió:
«Hasta que todas las ciudades sean destruidas
y se queden sin habitantes;
hasta que en las casas no haya más gente
y los campos queden desiertos;
12 
hasta que yo mande al pueblo fuera de su tierra,
y el país quede abandonado.
13 
Y si de cien personas quedan sólo diez,
hasta esas diez serán destruidas.
Quedarán como el tronco de un árbol,
que recién ha sido cortado. Pero unos pocos israelitas quedarán con vida,
y de ellos saldrá un pueblo obediente y fiel».
Isaías hizo muchas advertencias a su pueblo, pero el pueblo siguio sin arrepentirse y fueron sacados de su nación como Dios les habia dicho.

Aplicación:
Cuando Isaías vio al Señor, reconoció que estaba impuro a causa de su pecado. Luego oyó a Dios hablar pidiéndole que le llevara al pueblo Su mensaje. Isaías respondió al llamado de Dios y fue fiel en hacer lo que Dios le pidió. Dios quiere que seamos fieles a lo que nos pide que hagamos, y tal vez no podemos verle en visiones como Isaías; pero nos ha dejado su palabra donde ha puesto por escrito su voluntad.




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